La Preparación del Sustentante


5.3 CÓMO PREPARARSE PARA EL EXAMEN

Prepararse para un examen requiere tener un conocimiento claro de los mecanismos que favorecen el éxito deseado. Sin embargo, el conocimiento cabal de estos mecanismos parece estar ausente en una buena proporción de estudiantes. Por ejemplo, aun cuando reconocen la importancia que tienen los conocimientos y las habilidades logrados durante la formación profesional, le dan poca importancia (y dedican menos esfuerzo) a trabajarlos profundamente para alcanzar un refinamiento de lo ya aprendido. También suelen descuidar la construcción estructurada del conocimiento. El esfuerzo dedicado en este sentido le permitirá al sustentante tenerlo organizado y, por lo tanto, más accesible al momento en el que necesite usarlo para resolver las tareas que se le presenten. 

Estos aspectos resultan particularmente importantes durante la preparación para el examen. Recuerde que las actividades intelectuales en las que se evalúan los contenidos del examen requieren que usted muestre comprensión cabal de los conocimientos, aplicación apropiada de éstos y de las habilidades subyacentes para manejarlos, así como la combinación adecuada de ambos niveles para la resolución de problemas variados. 

En este capítulo usted encontrará sugerencias que le pueden ser de utilidad, toda vez que les dedique tiempo y esfuerzo suficientes.

En la medida en que organice sistemáticamente sus actividades de preparación, se le facilitará tomar decisiones sobre cuáles mecanismos (estrategias) puede utilizar y cuándo deben ser aplicados para lograr un buen resultado en el examen. Cabe enfatizar la necesidad de aplicarlos de manera activa, esforzada, dinámica y reflexiva. Al igual que no aprendería a nadar con sólo leer un libro que le diga como hacerlo, tampoco
prepararse para un examen se logra con sólo leer o repasar pasivamente los materiales que debe estudiar.
Las estrategias para la preparación del examen que le recomendamos a continuación deben ser utilizadas tan frecuentemente como usted lo requiera, adaptándolas a su estilo personal y condiciones particulares. Es importante que no se limite a usar únicamente las estrategias fáciles, de naturaleza memorística, porque esto empobrecería su preparación para el examen. Confiamos que la lectura de esta porción, le apoye para mantener una actitud positiva ante su propia preparación.

El uso de estrategias adecuadas para la preparación del examen debe facilitarle:

•     Prestar la atención y la concentración necesarias, apoyándose en: a) los conocimientos previos que usted tenga sobre los temas incluidos en la tabla de especificaciones del contenido del examen; b) el establecimiento de metas significativas que le ayuden a mantener su motivación durante la preparación del examen; c) la toma de conciencia de lo que se le pide en cada uno de los tres niveles de actividad intelectual en los que será evaluado, y d) el mantenimiento sostenido e intencional del esfuerzo durante la preparación;

•     Mejorar la comprensión y el recuerdo de lo que estudió, añadiéndole información redundante mediante imágenes, palabras familiares, analogías, elaboración de conclusiones y predicciones desprendidas de su propia experiencia, lo que le dará más sentido a lo que se está revisando;

•     Organizar el conocimiento en un todo coherente, lo que le permitirá integrarlo a estructuras conceptuales que combinen hechos, conceptos, principios y procedimientos asociados. Este proceso favorece una estructuración eficaz de la base de conocimientos, porque no sólo mejora la comprensión de materiales extensos y complejos, sino que apoya el recuerdo y la aplicación de lo aprendido para resolver problemas de manera más adecuada;

•     Recordar tan rápido y tan bien lo que ya se sabe, para poder aplicarlo ante situaciones y problemas diversos, apoyándose en la práctica continua de estrategias exitosas y en indicadores derivados del éxito logrado en ellas, 

•     Estar al tanto del propio avance, estableciendo las metas de aprendizaje y el nivel de logro personal deseado en el examen, así como planeando y supervisando las actividades que se necesitan para alcanzar lo deseado. En este aspecto, la autoevaluación permanente del avance logrado debe tomar en cuenta: a) las demandas derivadas de lo que se debe estudiar (el contenido incluido en el examen); b) de cómo se deben estudiar los materiales (estrategias seleccionadas para prepararse mejor); c) el nivel de complejidad en el que se va a evaluar la base de conocimientos en el examen (actividades intelectuales que debe desarrollar durante la sustentación del examen); d) el esfuerzo invertido durante la preparación y, e) las características y calidad de la formación profesional recibida previamente. Estar conscientes de nosotros mismos como aprendices, nos ayuda a utilizar eficientemente los recursos personales y los que estén disponibles en otras instancias. Por ejemplo, los que proporciona esta Guía de examen, así como los que pueden dar las instituciones formadoras, entre otros.

Las estrategias para la preparación del examen le permitirán activar, por una parte, mecanismos relativamente fáciles o superficiales (por ejemplo, la localización rápida de información -búsqueda de tipo directorio- para guiar una primera lectura cuyo propósito sea sólo captar de qué trata un punto específico del contenido incluido en el examen) y, por la otra, mecanismos de alto poder (profundos), responsables de una adecuada
comprensión, estructuración y aplicación de lo aprendido.

La utilización de estrategias superficiales para preparar el examen no requiere de un trabajo complejo con la información que debe dominar, pero le facilitará identificarla inicialmente y luego trabajarla de manera adecuada. Le ayudará a seleccionar la información relevante, de manera rápida, precisa y completa, para poder comprenderla y usarla, si es el caso, en nuevas situaciones. 

Las estrategias profundas de preparación del examen requieren de la utilización de más recursos intelectuales y la naturaleza de la actividad que debe ser desarrollada es de carácter constructivo. En ellas, el sustentante puede agregar construcción simbólica a lo que está revisando como una forma de explicitarlo o hacerlo más significativo y comprensible. 

Entre otras estrategias, puede utilizar: la elaboración de una imagen mental que le ayude a recordar mejor cómo está estructurada una célula nerviosa, por ejemplo, o bien el parafraseo o traducción de un contenido a palabras propias, tratando de entender en toda su extensión el significado subyacente, o bien elaborar una analogía que le ayude a entender cuál es la relación entre dos conceptos (“dedo es a mano como ojo es a cara”, por ejemplo).

También puede    organizar lo que acaba de revisar mediante algún tipo de esquema o representación visoespacial (esquema por llaves, o mediante la elaboración de un mapa conceptual), en los que integre y dé estructura a la información trabajada, propiciando un manejo mejor de los conocimientos y las habilidades que debe mostrar en el examen. 

Asimismo, le deben facilitar el análisis de los componentes esenciales de una actividad o problema, compararlos con otros previamente conocidos, ganar y conectar información relevante, evaluar su pertinencia y razonar estratégicamente para resolver situaciones diversas. Le podrán servir, finalmente, para evaluar la adecuación de los procedimientos e información revisada para elaborar conclusiones y tomar decisiones.

 

 

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